"(...) A los que sufren un miedo descomunal a comprometerse, el sociólogo Daniel Goldstine los llama "los amantes que bailan solos". Estas personas, creen que quieren establecer relaciones sólidas, pero en realidad su vida está gobernada por un enorme miedo a la intimidad.
Frecuentemente son románticos y seductores, pero cuando alguien se acerca demasiado... se alejan a bailar por separado.
Los fóbicos del compromiso son víctimas que actúan como verdugos.
Su constante conflicto gira alrededor de una sola idea: gritan que necesitan intimidad, pero en cuanto la encuentran salen huyendo; tienen miedo de ser abandonados, pero al mismo tiempo temen sentirse atrapados. Es un laberinto en el que se meten solos y del que sólo saben salir esfumándose. Lo malo es que por el camino han dejado empequeñecida a otra persona que, en medio del desconcierto, pierde su autoestima y para colmo llega a sentirse culpaple.
(...) y también es cierto que detrás de apariencias seguras, se van quedando solos, en un gran vacío emocional, necesitados de acumular más, (más trabajo, más hombres, más mujeres, más posesiones...).
El patrón de estas personas suele ser muy reconocible: Primero se enamoran perdidamente. Su conducta hace pensar a la otra persona que ha encontrado a su media naranja. Insisten en comprometerse y no les duelen prendas a la hora de hacer demostraciones grandilocuentes de su amor. Sin duda todo parece ideal. Una vez iniciada la relación y el corazón del otro conquistado, se produce un relajamiento considerable. La persona de conducta fóbica disminuye los encuentros. Aparecen las excusas, los contratiempos, las contradicciones y los cambios de humor. La pareja, extrañada, expresa su preocupación e incluso se plantea si está haciendo las cosas mal, es decir, se autoculpa. Pero esa actitud incrementa el descontrol emocional. Ha empezado la última fase en la que todo es desconcierto y confusión, pero sobre todo menosprecio. Llega al final. A su manera, necesita restablecer el control sobre su vida. Nuestros fóbicos amorosos van de pareja en pareja, empezando y acabando una y otra vez, en una rueda inacabable... llega un momento en el que asumen su incapacidad de amar. De eso se convencen sin haber intentado seguir adelante con la relación y soltar el miedo día a día."
"¡Descontrólate!"
Xavier Guix
Ed. Granica
2006