We are more.

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a favor del arte y la cultura

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Contra el síndrome de Estocolmo


"Quizás se pueda decir más fuerte, pero no se puede decir más claro: la cultura no va a sacarnos de esta crisis, pero sin la cultura nunca saldremos de esta crisis. De ahí que resulte sorprendente que en muchos países, regiones y ciudades de Europa (pero también en otros lugares del mundo donde el crecimiento económico no es hoy en día el primer problema exactamente) se predique con contundencia falsamente responsable la necesidad de "recortar" unos recursos públicos para la cultura crónicamente precarios y, mientras tanto, se proclame con la hipocresía de una buena nueva que la cultura debe ser un motor, sino el principal, para el desarrollo y la cohesión social.

Las negociaciones sobre el periodo presupuestario y de programación 2014-2020 en el marco de la Comisión Europea se están llevando a cabo con el telón de fondo de la quiebra estructural de algunos de sus Estados miembros (Irlanda, Grecia, ahora Portugal...) y en un contexto de presunto desbordamiento de la deuda, tanto si la causa de esta incontinencia es la especulación financiera como si lo es el exceso de bienestar. Nada hace preveer, en consecuencia, novedades demasiado halagüeñas para la cultura ni más recursos, tanto si estos proceden de programas propios como si provienen de los fondos estructurales y de cohesión. El relativo éxito de campañas como "We Are More", emprendida hace pocos meses por Culture Action Europe (en el momento de escribir estas líneas casi 6.200 personas de toda Europa han firmado su manifiesto) no presuponen que cuando alguien, desde la Unión Europea, tenga que volver a empuñar sus tijeras no comience a hacerlo por la cultura.

Mientras Stéphane Hessel apela al deber cívico de indignarse y hacer frente al recorte de los derechos y el bienestar en toda Europa y en Barcelona se producen las primeras y todavía tímidas manifestaciones reclamando más dinero público para la cultura, el sector sigue inmerso en una suerte de "síndrome de Estocolmo" que le lleva a estar más atento a demostrar su capacidad de generar mayores y mejores plusvalías para sus secuestradores económicos (quienes, por lo menos desde aquella conferencia celebrada en Florencia en coctubre del 1999, convocada por el Banco Mundial y UNESCO, saben mejor que nadie que "la cultura cuenta") que no a reclamar aquello que legítimamente le corresponde."

Eduard Miralles, Presidente del Patronato de la Fundación Interarts

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